Con la entrada en vigor el pasado mes de junio de la ley 8/2013 de Rehabilitación, Regeneración y Renovación urbanas, y actualmente el Decreto Ley 1/2014 sobre el Programa de Impulso a la Construcción Sostenible de Andalucía, los propietarios de negocios, viviendas o comunidades de propietarios, podemos acogernos a una serie de ayudas para mejora de la eficiencia energética.
Conseguir una mayor eficiencia energética, nos beneficia…
- Por un lado, existe el ahorro energético directo, que redunda en nuestra economía al disminuir nuestro consumo.
- Por otro lado, hay un ahorro energético indirecto, que permite consumir menos energía como país.
- Finalmente hay un beneficio medio ambiental, que es la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera.
Para conseguir dicho ahorro se debe hacer una inversión económica y llegados a este punto hay que detenerse y analizar la situación para saber si la inversión realizada es rentable para nuestros bolsillos.
CONSUMO DE ENERGÍA
Como la disminución del consumo es el objetivo último que se persigue, creo que conviene pararse y definir éste.
De forma simple, el consumo de energía se puede definir como el cociente entre Demanda y Rendimiento de instalaciones.
Por lo que para disminuir el consumo hay que disminuir la demanda o aumentar el rendimiento de las instalaciones:
Para disminuir la demanda, hay que actuar sobre la envolvente (fachadas y cubiertas):
- Mejorando aislamientos.
- Mejorando carpinterías.
Para aumentar el rendimiento hay que actuar sobre las instalaciones y equipos:
- Colocando equipos y sistemas de mayor rendimiento.
Durante la fase de proyecto es más fácil ya que aún no se ha construido ni instalado nada, pudiéndose diseñar envolventes y sistemas de alta eficiencia energética.
En edificios existentes es algo más complicado, hay que partir de un análisis previo.
RENTABILIZAR LA INVERSION ECONOMICA
No todas las inversiones son rentables, se deben analizar, seleccionar e implantar las medidas de ahorro en función del periodo de retorno de la inversión (cuanto más corto mejor) y que generen los mayores ahorros posibles.
Para ello debemos de saber «dónde estamos«, conocer la situación actual de nuestro consumo y debemos saber «dónde queremos llegar«. En este proceso interviene una variable fundamental: «de cuanto dispongo» para conseguirlo.
Por mi parte, concibo todo este proceso en cuatro fases
FASE I: Prediagnóstico.
Es una fase previa, donde se detecta el potencial de ahorro. Se realiza un análisis energético con los últimos consumos, obteniendo una serie de indicadores que comparándolos con datos medios del sector ofrecerá un potencial de ahorro.
FASE II: Auditoría Energética.
Si existe un potencial de ahorro importante, se realiza un estudio exhaustivo de la envolvente del edificio, instalaciones y equipos, a fin de determinar el tipo, dónde, cómo y cuándo se utiliza la energía.
Se establecen una serie de medidas de ahorro energético y se cuantifican económicamente, analizando su rentabilidad.
FASE III: Implantación.
A partir de las medidas estudiadas anteriormente, se decide un calendario de implantación en base al coste y rentabilidad de las mismas, en función de la inversión y del Tiempo de Retorno Simple, siguiendo la cronología:
1º Medidas sin Inversión
2º Medidas a corto plazo (Retorno inferior a 2 años)
3º Medidas a largo plazo (Retorno superior a 2 años)
FASE IV: Seguimiento.
Una vez implantadas las medidas, se realiza un seguimiento de sus resultados, diseñando un sistema de monitorización y control en función de sus necesidades, que permita al usuario la toma de decisiones acertadas en la gestión energética.
Visto lo anterior considero que es necesario hacer intervenciones que mejoren la eficiencia energética de las viviendas, pero al tener unos recursos limitados, debemos decidir correctamente que intervenciones realizar y la prioridad de estas.
En Inygest Consultores somos especialistas en ingeniería energética y de edificación, ofrecemos un servicio integral para optimizar su consumo y maximizar la inversión. Gestionamos todo su proyecto, desde los estudios previos hasta el diseño e implantación del sistema de monitorización. Al ser un procedimiento escalable también podemos realizar cualquier fase independiente o el proceso completo.